Letra de Manco

Letra de Manco

Las siete noches

Juan Berra

 

En su minuto final Monchiero recordó sólo siete noches de sus setenta años. Las del circo. Cada invierno llegaba a Los Choclos una compañía. Se instalaban la tarde del 9 de julio, después del desfile patrio. Aquel año tocó la visita de El Olímpico, y trajo un número especial: Tahmil, el oso luchador. Desafiaban al público a vencerlo, mano a mano, dentro de una jaula negra, redonda y gigante.

El nunca se había sumado al júbilo popular por los circos. Pero esta vez sintió el anuncio de algo importante. Fue el único entre 764 varones adultos del pueblo que aceptó batirse con Tahmil. Todos lo pudieron ver. En esas noches de lucha extravagante Monquiero logró quitartse el estigma de ser el hijo indómito de un italiano pobre, enloquecido por la guerra, y de una india a quien nadie le conocía la voz.

¡Hoy última función! ¡Muere el oso, o muere Monchiero! tronaba, desde la siesta al atardecer, la voz metálica de los parlantes en la publicidad ambulante que recorría las calles. Un pueblo eufórico colmó todos los lugares, y bajo la carpa de El Olímpico, coronó con ovaciones las noches mágicas del gladiador. Fueron siete cielos estrellados, luminosos de revancha.

Luego, poco a poco, el olvido volvió a Los Choclos. Tahmil murió el verano siguiente a bordo de una barcaza de bandera brasilera durante la travesía a Puerto Triunfo, en el litoral pobre de Paraguay. Lo arrojaron al rio Paraná, frente a una selva exuberante. Monchiero, lo recordó durante cuarenta y cinco años, cada día. Hasta su último aliento.

Ya no llegan circos a Los Choclos, ni se escucha la voz metálica de la publicidad ambulante.

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